martes, 21 de septiembre de 2010

Tú a Londres, y yo a mi cocina...

El pasado sábado al final no salí, y por la noche la verdad es que me apetecía ver alguna película. Rebuscando entre los 15.527 canales de Ono, lo único digno que vi, fue un documental de Stephen Hawking sobre el universo. Vamos, algo digno de Sheldon Cooper. . . Aunque habría preferido un plan más acorde con Barney Stinson, pero nadie se hizo el animo. . .

A eso de las 10:00 PM (22:00 horas) ya era buena hora para empezar a plantearse el tema de la ingesta de alimento, y como tenía patatas en casa, opté por tomarme una rica patata asadita al microondas con su aceitito de oliva y su pimentón dulce. Ñam Ñam.

Lo tenía todo listo, metí la patata al micro, puse el temporizador en 10 minutos y me fui a continuar con el interesante documental de Hawking. Cuando la campanilla del micro avisó de que la cena estaba lista, fui a sacarla, pero a la patata le faltaban, para mi gusto un par de minutos. . . Bueno, o eso creía yo. . .

Le di dos minutos más y volví al comedor. . . Cuando entré en la cocina pasados esos dos minutos, me di cuenta de que algo no iba bien.

El Señor Hawking estaba hablando de las teorías de agujeros de gusano para viajes en el espacio/tiempo, y parece que el microondas trajo directamente a mi cocina, gran parte de la típica niebla londinense.

Típica niebla Londinense.

Pero amigos, no siempre es oro todo lo que reluce, ni niebla todo lo que se ve en mi cocina, de hecho, esos dos minutos extra y aparentemente inofensivos que le quise dar a la patata para que estuviese a mi gusto, fueron los causantes de esa "niebla". Al entrar en la cocina sufrí una explosión de emociones dentro de mi, por un lado fue una sensación de angustia por si se había pegado fuego algo, por otra fue la alegría de tener algo que contar en el blog.


Muestra de la patata carbonizada

Así quedó la patata, y no se porque, pero creo que el pimentón dulce debió quedar como la cosa más amarga del mundo, por lo menos ese color negro carbón que muestra en la foto, así lo parece indicar.

Yo no tuve huevos a probarla. Esperé que se enfriase y la tiré a la basura, lo que más me llamó la atención es que la patata no pesaba nada y parecía de cartón. No debió quedar en ella ni una sola gota de agua, era patata liofilizada.

Por suerte, a la segunda fue la vencida, y la segunda patata la controlé más para evitar un nuevo incidente. . .

48 horas después del incidente, aun huele toda la cocina a patata carbonizada, y eso que tal como ocurrió el incendio patatoide, abrí la puerta de la terraza, y cerré las puertas que comunican la cocina con el resto de la casa para minimizar los daños. . . Pero bueno, si cuando vengáis a visitarme aun huele, ya sabéis a que se debe.

4 comentarios:

PîLï dijo...

Ya se puede decir que eres un hombre totalmente independizado: ¡¡¡¡¡HAS QUEMADO TU PRIMERA COMIDA!!!!!

Unknown dijo...

Yo creo que se echándole un poquito de valor, se podría haber comido.

Yasmina Moya dijo...

Azúcar en una sartén, ¡que no haces caso!

Unknown dijo...

Informo que después de una semana dejando la ventana de la cocina abierta, he conseguido eliminar el 95% del Olor.