jueves, 12 de septiembre de 2013

Ah Maldita, y pensar que me había librado de ti.

El otro día recibí un inquietante whatsapp, una seguidora me decía si lo que había leído en el blog era cierto. Preguntaba si era verdad que fuese a deshacerme de ella, yo le dije que me apenaba mucho, pero ya habíamos probado a ver si funcionaba y la verdad es que sólo la usé tres o cuatro veces. Si, habéis leído bien, la usé, suena muy frío, pero así fue.

¿Que? No no, no he dicho que utilizase a mi seguidora ni a ninguna mujer, estoy hablando de la máquina del Gym. A los pocos días de haber hecho oficial mi intención de cederla a algún culigordi que quisiese ponerse en forma.

Me frotaba las manos, iba a quitarme de en medio el trasto que ocupa la práctica totalidad de una habitación de mi casa, y encima yo sólo tenía que desmontarla y ella y su novio vendrían a llevársela. Estaba siendo un día redondo.

24 horas duró la alegría. La traicionera de mi seguidora que aparte es compañera de trabajo cuando me vio a la mañana siguiente me dijo: ¿Pero la máquina de gimnasio que te dio Alex era una elíptica? Y yo le dije, que no, que era la típica máquina de poleas. Y me dijo: Pues ya no la quiero.



Probablemente ella se imaginaba a sí misma como la chica de la foto de arriba, sonriente, divina, casi una diva diría yo. Que estoy diciendo por Dios, si diva y divina son lo mismo. Bueno da igual, si hubiese usado mi máquina habría terminado más como la chica de la foto de bajo. 

Lo he pensado mejor y no voy a poner esas fotos, la verdad es que asustan un poco.

Después de este estrepitoso batacazo, que no batucazo, en mi intento de deshacerme de la máquina, sigo buscando un posible interesado en quedarse con ella. Os mantendré informados.

PD. Natalia, traidora.