El domingo pasado estaba yo relajándome en mi casa por la tarde cuando llamó por teléfono mi editor, bueno mi editor mi editor. . . Yo por suerte no tengo editor, pero vamos, llamó mi abuela que parece ser que se aburría en casa un domingo por la tarde ( Que se ve que no hacen el Sálvame ). La mujer cogió la Tablet de mi tía y se puso a leer las últimas entradas.
Para los que tengáis mala memoria os recordaré que las últimas entradas eran las de la planta que "salió" del desagüe de la ducha, el agujero que "apareció" en el jardín, y los famosos osos de tamaño descomunal y sabor monstruoso.
Pues bien, la mujer empezó a interrogarme preocupada por si realmente su nieto estaba viviendo entre la inmundicia y había tenido que recurrir a comer setas de dudoso origen y probablemente letales. Yo, para tranquilizarla, le dije que todo era ficción. Aunque he de decir que los Tanks de Gominola creo que si que me han afectado ligeramente a la visión.
Después de esta introducción que tan poco gusta y tanto aburre a la gente de mi trabajo vamos a entrar en materia. Cuando estaba hará 3 domingos en la Fnac pasando la tarde, me acerqué por los juegos de mesa y vi esta impactante portada. Estando tan en boga como están los zombies y las siempre recurrentes motosierras la cosa prometía. Cierto es que que yo, a este juego, ya había jugado gracias a un amigo, pero me apetecía sumarlo a mi colección.
El objetivo del juego es el de ser el primer superviviente en llegar al helicóptero para escapar o ser el primero en matar a 25 zombies. Claro, tus intereses rivalizan con los de los otros supervivientes, así que la cosa consiste también en putear a tus compañeros de juego.
La gracia del juego es que en cada turno saca una pieza de la ciudad cuando es su turno y la coloca donde quiere. Así cada partida es diferente, como diferente ha sido esta entrada a lo que os tengo normalmente acostumbrados, espero que os haga gustado.
