jueves, 22 de septiembre de 2011

Así cosía, así así. . .

Durante el verano han pasado muchas cosas que, al no haber ocurrido directamente en mi casa no han sido conocidas por el común de los lectores.

Pero para tratar el tema de hoy hay que remontarse unos meses atrás. En los albores de mi independencia, uno de los más valiosos objetos que me legaron en la familia, fue una pequeña caja que contenía todo lo necesario para conseguir salir del paso en una hipotética situación en la que tuviese que coserme un botón.


Ya sabéis, unas agujas, unos cuantos hilos, y poco más. Pero a mediados de Agosto una noticia calló como un jarro de agua fría, Pilarix iba a celebrar su fiesta de cumpleaños, y pensó, (de forma bastante acertada) que una fiesta temática podría ser algo diferente y divertido.

Como comprar una armadura romana se habría salido de presupuesto, me tocó ir a una tienda de disfraces, donde, por 20 €, conseguí algo que era decente. Pero claro, aunque había tallas en los disfraces, estas eran tan genéricas que se produjo la situación que podéis ver bajo.


Eso que se ve arriba se supone que tiene que ir ceñido a lo que es el brazo, y como se ve claramente, me falta brazo para llenarlo, así que tenía dos opciones, o comer hasta que me fuese ceñido, o arreglarlo con aguja e hilo.


Después de desempolvar en mi mente las lecciones de costura recibidas cuando era un nano en la escuela pública, me puse manos a la obra y cosí tiras de velcro para reducir el diámetro del brazalete.


Como veis, supe aprovechar mi época estudiantil, me quedaron unos brazaletes la mar de apañaos.

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