lunes, 10 de octubre de 2011

A veces no hay que seguir las instrucciones.

A estas alturas, todos sabéis que tengo una gata preciosa que, entre otras cosas, le gusta beber sólo del grifo. La verdad es que en este mes que llevamos viviendo juntos la gata se porta bastante bien, no ha roto nada, pero hay un par de historias que me gustaría compartir con vosotros. Pero hace 15 días, pasó algo digno de contar.

Los que tengáis gato, sabréis, que para evitar los atascos intestinales por culpa de las bolas de pelo, hay que darles malta. Y no me refiero a darles cerveza (Dios que chiste más malo, este blog está cayendo más bajo cada vez)La malta va en forma de una especie de miel que hay que darle según el envase una vez al día, pero como os voy a demostrar con mi historia, no hay que hacer siempre caso a las instrucciones.

Cuando llegó Mai a casa venía con el Kit completo, traía comida, su camita, sus juguetes, el silicio donde hacer sus pipis y un tarro de malta.

El primer día que le di malta, lo hice poniéndome un poco en el dedo y acercándoselo para que lo oliese. Tras el éxito inicial del primer día, leí todo el bote de malta y ponía, y cito textualmente: "poner una pequeña cantidad de ***** malta diariamente en una de las patas o bien directamente en la boca". El caso es que, después de leer eso, pensé que sería buena idea ponerle un poquito en la patita. Nada más lejos de la realidad, cuando agarré a la gatita por la pata y le puse la malta, sus maullidos alertaban que la cosa iba a dar un giro inesperado.

Fue soltarla y la gata empezó a saltar como una loca, parecía que tener la malta en la pata no le gustaba nada, como he dicho, se puso a saltar y salió corriendo por toda la casa como alma que lleva el diablo.

Han pasado dos semanas de eso, y es ver el bote de malta y alejarse corriendo. La única forma que tengo para dársela es mezclarla con sus bolitas de pienso, y aún así, se come siempre primero el pienso que no está manchado, y cuando el hambre puede con ella, se come el que lleva la malta.

Cuando llevaba la mitad de este artículo, la gata pensó que sería buena idea colaborar con la escritura, y se subió al teclado.

En la foto no se aprecia bien del todo, pero estuvo 3 minutos sin moverse.

1 comentario:

Emi dijo...

No te dejes engañar! nosotros tenemos una gata de 16 años y en la vida ha probado la malta. Es un compló! pa revolver!