lunes, 2 de julio de 2012

It's a Trap

Llevaba ya mucho tiempo sin poner entradas excesivamente frikis, con eso que a mis lectores les gusta tanto ver mis fallos en la cocina, ya sean las Puaghcakes, o la Pizza on the floor, casi había olvidado los orígenes de todo esto, que no son otros que el frikismo.

Cada día nos llegan a la redacción cientos y cientos de cartas comentando las cosas que les parecen bien o mal del blog. Recientemente, un lector/a del blog, que quiere permanecer en el anonimato, nos mandó una foto de su Bizcoflan, una extraña mezcla de bizcocho y flan que por lo que podréis apreciar, es digno de aparecer en el blog, y por su aspecto, también podría ser la obra de algún científico loco que en su laboratorio intenta crear vida con escaso éxito. 

Bien podría ser la masa para crear un Golem de Flan.
Bueno, a lo que vamos. Los angloparlantes y/o personas con cierta cultura cinéfila sabrán  a que hace referencia la frase que da nombre a la entrada de hoy. Para los que no, lo desvelaremos al final. 

Todas las mañanas, la gata empieza a maullar sin motivo aparente a eso de las seis y media de la mañana, pero sus ganas de putear no acaban ahí, es más que habitual el que se intente subir a la mesa de la cocina durante el desayuno para que, al mínimo descuido por mi parte, se ponga a beber agua de mi vaso. Como os podréis imaginar, la tensión en los desayunos está presente día si día también.

Una vez superado el problema del desayuno, cuando estoy a punto de irme a trabajar, a la gata le da por esconderse normalmente bajo de la cama, donde no puedo cogerla. 

Las primeras veces, con el típico cordoncito conseguía hacerla salir enseguida, pero acabó aprendiendo que cuando usaba el cordón, iba a sacarla de mi cuarto, así que dejó de sentirse atraída por él.

Mi segunda opción fue intentar que jugase con una pelotita, pero pasó lo mismo, cuando estaba bajo de la cama y es la hora de que yo me vaya a trabajar la gata pasa de las pelotitas y de historias.

Mai enseguida se dio cuenta que todo aquello era una trampa.

La pelota fue útil un par de veces hasta que Mai aprendió  que
pelitota era igual a expulsión del cuarto.
Aparte de las mencionadas arriba, he usado otras trampas, ponerle comida, abrirle el grifo para que fuese a beber, incluso ponerme de rodillas y suplicarle que saliese, pero todas ellas resultaron inútiles. 

Han habido dos trucos que han resultado ser muy útiles, el problema es que para uno de ellos necesitaba demasiado tiempo, tiempo del que no dispongo por las mañanas. Esta técnica era la de utilizar la psicología inversa. Después de los infructuosos intentos de sacar a la gata de bajo de la cama con cuerdas, pelotas y suplicas, lo que hacía era irme tranquilamente al comedor a ver la tele. La gata, al ver que pasaba de ella, en  unos 5 minutos salía del cuarto y venía al comedor, pero como he dicho, ese truco requería tiempo.

Foto tomada durante una mañana de esas en las que llegas tarde
 e intentas engañar a la gata para que salga del cuarto.
Finalmente encontré un método rápido y eficaz para hacer que la gata saliese de debajo de la cama. Lo que me temo es que la gata está tramando una venganza que será cruel y despiadada. 

Pues bien, ese método infalible es echar aire con el secador de pelo bajo la cama. No hace falta ni que sea aire caliente, la gata, al oír el ruido del secador sale de la cama tranquilamente.






2 comentarios:

Anónimo dijo...

ya te vale, le crearas traumita y luego se hara pipi de miedo en la cama.

Anónimo dijo...

Pues yo a veces si quiero q mi gata se aleje de algun sitio le tiro agua con un pulverizador,siempre funcciona