A ver, seguro que todos estáis esperando para ver que tengo en común con Ironman. Pues aparte de ser moreno, creo que nada más. Es más que probable que Tony Stark no tenga la necesidad de plancharse la ropa, estoy seguro que pagará a alguien para que planche su ropa, o probablemente estrene ropa nueva cada día, pero yo no, y después de año y medio las camisas empezaban a estar algo arrugadas. Aquí bajo tenéis una foto.
Aspecto de una camisa antes de plancharse. |
Vista general de mi nueva tabla de planchar. |
Como podéis ver en la foto, la feliz pareja, llena de alegría, sonríe cuando llega el momento de ponerse a planchar. Y es que no hay tarea más gratificante que esta, ver como las arrugas desaparecen tras pasar sobre ellas el acero caliente es lo que de verdad motiva a la hora de vivir solo.
Esta foto de Mai y la plancha va a hacerme ganar muchas estrellas en las puntuaciones. |
Después de darle un buen rato a las camisas, por fin acabaron planchadas, y para muestra aquí tenéis la foto de bajo.
Si, ya lo se, los más observadores ya os habréis dado cuenta, es la misma foto que he usado antes, el motivo es que aun habiéndole dado un buen rato, apenas he conseguido quitar alguna arruga. No se si será que a la plancha le faltó temperatura, o habrá algún método mágico para acabar con ellas. En fin, me tocará preguntar a mi abuela de forma sutil para que no se entere de mi pequeño fracaso en la primera toma de contacto con la plancha.
2 comentarios:
Tio... Eres manco, no hay otra explicación...
Hombre a ver, está todo un poco dramatizado. Ya sabes.
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