Disculpad el retraso, pero con el lío que llevo esta semana se me había pasado programar la entrada. Bueno, allá vamos.
Hoy vamos a hablar de algo ligeramente diferente. Y es que no todas las aventuras me están pasando dentro de mi casa.
Tras la presentación en sociedad del Cherry Laxant, quien lo probó y sigue este blog afirmó que yo cocinaba mal, pero que los helados me salían buenos.
El motivo de la entrada de hoy, es demostrar que no solo hago buenos helados, también se cocinar, el problema es que normalmente aquí solo se ve cuando tiro la
pizza, o cuando se me pegan los crepes, o la famosa receta de los
puaghcakes.
Es cierto que la mala fama de la que gozo en lo que a nivel culinario se refiere, hace que poca gente se atreva a probar lo que cocino, pero por suerte, la familia, y el hambre hacen que aun quede gente que tenga que probar mis platos.
Esta semana pasada, mi abuela se puso algo pachucha (nada grave) y pasó un par de noches en el hospital, y claro, alguien tenía que hacerle la cena a mi abuelo. La primera noche se encargó mi padre, que según me informaron, le preparó un poco de carne (aun no se si algún filete o una hamburguesa) y algo más. (como veis, me informaron fatal, bueno, el caso es que cenó algo). La noche siguiente, me tocó a mi la misión de preparar la cena al abuelo, con la motivación añadida de tener que superar en calidad, lo preparado el día anterior por mi padre.
Mi primera idea fue que tenía que preparar un Solomillo al hojaldre o algún tipo de pescado exótico, pero mi tía me dijo que aun quiere a su padre y que mejor una tortilla de jamón que con eso sería difícil que pudiese intoxicar al abuelo.
Así que me puse manos a la obra con una clara limitación en lo que a ingredientes se refiere.

Como podéis ver en las fotos, estaba preparando la tortilla perfecta.


En esta foto podemos ver a mi abuelo como se come gustoso la tortillita que le preparé.

Solamente hubo una cosa que me extrañó, y fueron estas extrañas cápsulas que tenía mi abuelo preparadas en la mesa mientras cenaba. Hay rumores que dicen que eran un fuerte protector estomacal por si la tortilla le producía algún ligero contratiempo.