Todos recordaréis a mi joven Beyonce, la encontré en mi puesto de trabajo y me la llevé a casa donde puso un montón de huevos. Esos huevos se acabaron convirtiendo en unas hormigas la mar de majas que se aburrían dentro del tubo de ensayo donde las tenía, así que empezaron a tramar planes de fuga.
Como me sabía mal tenerlas encerradas, opté por concederles algo así como la libertad vigilada, básicamente las dejé libres en las macetas de la terraza, donde allí, podrían llevar una vida placida.
Las dejé allí con más El caso es que hace unos meses, me asome y la terraza estaba llena de vida, tenían sus hormigueros, iban de una maceta a otra por las ramitas de las plantas, eran felices.
El caso es que el otro día las descubrí dándose un festín, como se puede ver en las fotos de bajo habían atrapado entre varias a un insecto no identificado.
Realmente es una especie de tijereta. |
Ahora se me ha planteado un pequeño problema. Obviamente matarlas no voy a matarlas, las he visto nacer, son como mis hijas, así que tengo dos opciones, o ayudarles a alimentarse con lo cual cada día habrá más y tendré que acabar comprando comida para ellas y para Mai, o bien cerrar el grifo de su alimento y no ayudarlas a subsistir, pero si tienen escasez de alimentos probablemente intenten invadir mi cocina en busca de los sabrosos manjares que allí preparo. El caso es que el otro día me sobró un poquito de pollo que estaba un poco duro y se lo eché, provocando una gran alegría entre ellas.
La vida salvaje es dura, y la vida en mi casa, más.